La timidez en los procesos de comunicación empresarial ha quedado en el pasado, cada vez las exigencias por generar presencia y contacto con el mundo, ha provocado que se cierre la brecha frente a procesos endebles.
Un estratega entiende el impacto de su rol y asume el reto de movilizar a toda una organización a través de una planeación integral, que como bien lo explica Joan Costa se caracteriza porque "abarca los objetivos de todas las Direcciones de la empresa y con exhaustividad, elabora una estrategia común: una sola imagen, una única voz, un proyecto global".
Lograr lo anterior requiere de competencias profesionales y humanas que sorprendan, enganchen e integren todos los componentes que hacen parte de una marca empresarial; esto implica lo visual, lo humano, lo relacional e incluso lo que para algunos parece simple, piénselo... se trata de todo aquello que descuidó, de eso que parecía sencillo, y luego descubrió que era materia de comunicación estratégica, pues a largo plazo se convirtió en un dolor por resolver, un error que no quiere volver a repetir, una lección aprendida que quizá ya capitalizó.
Tener presente que todo comunica, que nada está suelto, que todo se integra, es lo que hace potente el proceso comunicacional y evita que se torne vulnerable frente a las inesperadas crisis.
Un estratega entiende el impacto de su rol y asume el reto de movilizar a toda una organización a través de una planeación integral, que como bien lo explica Joan Costa se caracteriza porque "abarca los objetivos de todas las Direcciones de la empresa y con exhaustividad, elabora una estrategia común: una sola imagen, una única voz, un proyecto global".
Lograr lo anterior requiere de competencias profesionales y humanas que sorprendan, enganchen e integren todos los componentes que hacen parte de una marca empresarial; esto implica lo visual, lo humano, lo relacional e incluso lo que para algunos parece simple, piénselo... se trata de todo aquello que descuidó, de eso que parecía sencillo, y luego descubrió que era materia de comunicación estratégica, pues a largo plazo se convirtió en un dolor por resolver, un error que no quiere volver a repetir, una lección aprendida que quizá ya capitalizó.
Tener presente que todo comunica, que nada está suelto, que todo se integra, es lo que hace potente el proceso comunicacional y evita que se torne vulnerable frente a las inesperadas crisis.
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