En tiempos donde respiramos y emanamos conectividad casi que de forma patológica es necesario retomar a la raíz del pensamiento crítico como escudo protector frente a la disponibilidad del volumen informativo que día a día obtenemos a la distancia de un clic. Volver a la raíz de ser un lector que discierne con argumentos agudos y bien cimentados la información recibida y compartida, se convierte en un reto para la tendencia de consumo informativo actual.
Tener criterio, asumir una posición crítica o apostarle a la verdadera construcción de juicios de valor, con valor, son tres de las posiciones que se pueden tener al momento de asumir el rol de lector en un mundo digital.
1. Empecemos por la de ser un lector con criterio. Esta es una seria invitación a despertar nuestro interés por ese mínimo vital que debe tener cualquier contenido que llegue a nuestras manos: que contenga riqueza léxica, contenidos coherentes y conocimiento comprobable. Debemos recordar que cualquier acto por mínimo que sea, genera comunicación; así que no solo consumir sino propagar contenidos debe ser un acto de suma conciencia, pues como dice Joan Costa en su libro DirCom: Gestión de la comunicación en la nueva economía “los humanos realizamos una serie de actos de mayor o menor importancia que nos relacionan con otros seres y grupos (…) esos actos dispersos y a menudo inconscientes, poseen una raíz y un denominador común: son actos de comunicación”.
Likes, tweets o reenvíos masivos vía WhatsApp podrían empezar a ser actos más conscientes al momento de relacionarnos con otros, ya no con el deseo de satisfacer egos o generar ruido, sino más bien siendo constructores de un verdadero diálogo social. Para ello la exigencia es alta, pues se pondría en evidencia esa riqueza léxica, coherencia y conocimiento comprobable que debe fluir de manera natural, pues solo quien los tiene presentes como filtros para elegir qué lee y qué comparte, es porque goza de ellos.
2. En segunda instancia está la propuesta de asumir una posición crítica, tan necesaria en una época donde la pseudoverdad se “apoltrona” sutilmente en nuestra dinámica de consumo informativo de manera arraigada con el fenómeno posverdad, el cual moviendo emociones, apelando a los sentimientos colectivos conforma el grueso de nuestra realidad online, pero hacer parte de ésta como autómatas, es lo cuestionable. Por ello disentir con fundamento, debatir sin incendiar, opinar con contundencia y calidez, pueden ser algunos de los mecanismos de participación con los que bien podría reivindicarse esta realidad.
3. Y por último ser un verdadero constructor de juicio de valor, con valor. Es decir, participar con apreciaciones que aporten al diálogo, ser una voz que no se escuda en cuentas falsas, capaz de generar conocimiento frente al tema que le motive porque cuenta con argumentos suficientes para llevar el diálogo a altos niveles, brindando si es el caso hasta una nueva visión, sin imposición.
En últimas ser un lector con capacidad de opinión, que entiende la relevancia que tiene la conectividad social desde su naturaleza de red, la cual va más allá del comentario o like ligero, y más bien con sus aportes entreteje parte de nuestro tejido social, siendo más que usuarios, protagonistas.
Comentarios
Publicar un comentario